Septiembre une a muchos corazones en nuestra tierra para recordar
con honores a unos de los hombre más destacados del siglo XX en nuestro país y
Latinoamérica, impulsor del programa más avanzados en materia de justicia
social, soberanía y distribución de la tierra y las riquezas que se conozca en
el marco de la lucha de clases desarrollado en esta larga franja de contradicciones
llamado Chile, en los últimos lustros.
Allende, representó un programa socialista que el mismo definió
como PATRIÓTICO, POPULAR Y REVOLUCIONARIO, aplicado en condiciones adversas y
marcado por la tragedia y la traición, y que tanto por sus fines como por sus
debilidades fue aniquilado por un enemigo implacable; militares y civiles de la
ultra derecha política y económica, unidad a la pequeña burguesía y el imperio
en su etapa de mayor expansión.
Allende no se autoeliminó, el combatió y murió en ese intento. La
forma de sacrificarse habla mucho de su carácter y su visión de lucha. Sin
embargo, se ha querido confundir esta actitud con el carácter pacífico del
Programa de la Unidad Popular, buscando que su opción aparezca ante la historia
no solo como una derrota militar, sino también ideológica y política, cuestión
bastante discutible si considera la influencia que ha tenido este en los
proyectos de muchos países en el mundo, pues la gente lo sigue recordando y
apreciando infinitamente.
Los anhelos que el “Chicho” encarnó no han desaparecido con su
ausencia, menos si con anhelos y ausencias se construyeron los destacamentos
que impulsaron la resistencia a la dictadura armados de esperanza y fuerza
material, esa que Allende buscó no usar para no sacrificar a su pueblo, pero que
este escogió luego para defenderse, quedando claro que la democracia popular se
diferencia de la democracia burguesa, porque es directa, concreta y justa.
En últimos documentales televisivos ha quedado demostrado cuanto se
falseó la realidad por ese entonces, para justificar el Terrorismo de Estado,
como para también esconder la gran resistencia y golpes certeros que las
fuerzas populares dieron a la dictadura hasta dejarla tambaleando, momento que
la oposición entreguista negoció la salida “democrática” que aún se cierne
sobre los sectores pobres, mientras la clase gobernante se estrangula en
corrupción y muere en la opulencia, imponiendo un desafío a las fuerzas revolucionarias:
o seguirle el juego electoralista y legitimar aun más su sistema en crisis, o
se rearticula de forma autónoma e independiente para levantar junto al pueblo sus
demandas y reivindicaciones, hasta desplomar el aparataje constitucional
imperante, y ello no necesariamente con un lápiz y un papel como le gustaría al
reformismo se dieran nuevamente las cosas.
Después de 17 años de dictadura y más de 25 años de gobiernos
civiles de la transición a la democracia más pactada y corrupta que se ha visto
en país alguno, la figura de Allende y el ejemplo de resistencia que otros
siguieron posteriormente a su sacrificio, sigue en pie, y es el germen sobre el
que hoy se cimentan moral, principios y valores que más temprano que tarde impulsarán
un nuevo proyecto revolucionario en Chile, siguiendo la senda también de
Lautaro, Manuel Rodríguez, Recabarren, Clotario Blest, Miguel Enríquez, Raúl
Pellegrín y Cecilia Magni.
Allende del futuro, este pueblo no se rinde. Por la Libertad de
Ramiro y to@s los presos políticos chilenos, mapuche e internacionalistas…
Hasta vencer o Morir
Frente Patriótico Manuel
Rodríguez de Chile
Editorial Rodriguista
Santiago, 11 septiembre 2015