Que el año 2014 ha sido el peor para la derecha, y en concreto para la UDI, que duda cabe. Las redes de corrupción del partido neofascista han ido quedando al descubierto como también ha ido quedando al descubierto la compra por parte de Penta de un partido político en su totalidad con alcaldes, concejales, diputados, senadores y todo pasando a ser parte del holding Penta. Pero no sólo eso, los casos suman y siguen desde que Penta estallara ha aparecido el Caso Fraude al Fut, Cascada Soquimich (SQM) donde está involucrado el ex yerno de Pinochet Julio Ponce. Platas hacia las campañas UDI como a la Fundación Futuro de Piñera. Dentro de todo esto aparece la Condena por Giro Doloso de Cheque de Marcel Claude y su denuncia contra el Partido Humanista por entrega de boletas ideológicamente falsas, el financiamiento que habría recibido el diputado de Revolución Democrática Giorgio Jackson de la Familia Cueto, el caso de la Universidad Arcis donde fondos destinados a la casa de estudios fueron a las campañas del Partido Comunista y ahora último sale a la luz pública el financiamiento que hiciera Julio Ponce, dueño de SQM, a la campaña de la Nueva Mayoría durante el 2013 y la incorporación de algunos concertacionistas de peso a su directorio con la finalidad aminorar la condena bajo el gobierno de Piñera.
Todos estos casos nos señalan que no sólo la clase política se encuentra en plena agonía y en su más alto nivel de desprestigio, sino que la concepción neoliberal del ejercicio de la política ha calado también en la izquierda teniendo esta, también, una relación oscura con el financiamiento político claro está con mucho menores recursos. Todo esto hace que las próximas elecciones, más allá de la reforma a la ley electoral binominal, haga que la abstención se mantenga o en el peor de los casos, para los fines de la continuidad del modelo político, aumente. Esto ha ido cerrando en forma rápida la posibilidad de pensar que desde adentro del sistema, utilizando la vía electoral, se pueda transformar o reformar el actual modelo y sistema político. Sin embargo, existen porfiados que desde la izquierda extraparlamentaria insistirán en insertarse dentro del modelo levantando partidos políticos electoralistas o estrategias ambiguas y oportunistas bajo el discurso de la posibilidad de avanzar desde su interior o de ocupar ese espacio para levantar un discurso antisistémico. Desarrollar ese pensamiento y táctica política no hace otra cosa de nadar en contra de la corriente mayoritaria de la ciudadanía en lo que se refiere al desprestigio de la clase política y de la vía electoral. Es darle oxigeno a una visión y práctica política que está siendo carcomida por una gangrena que avanza rápidamente. Es otra versión a lo realizado por el Partido Comunista cuando este entro a la Concertación justo cuando esta se encontraba en su peor momento prolongándole la vida y de paso a su programa.
De ahí la importancia que debiera comenzar a adquirir el Pensamiento y Acción de Luis Emilio Recabarren. Recabarren era contrario a la colaboración de clases, levantaba por lo tanto la independencia de clase, y posterior a su evolución político-ideológica, deshechó el parlamento como centro para cambiar la realidad de los trabajadores. Construir un partido para y por los trabajadores con una moral y ética propia, con una estrategia frontal en contra de un modelo, que al igual que ayer, se destaca por su corrupción y explotación. Si ayer Recabarren se enfrentó contra la corrupción del Partido Demócrata, fundando el Partido Obrero Socialista, y en contra la clase dominante de esa época, hoy debemos luchar en contra de los herederos corruptos de ayer en la sociedad neoliberal.
Nada bueno podrá salir desde la institucionalidad capitalista como lo señalara Recabarren. El construir un potente movimiento de trabajadores, y que estos construyan su propio instrumento revolucionario desde los sindicatos y bajos sus propias formas políticas-ideológicas y de luchas, es la única forma de realzar una forma nueva de entender y ejecutar la política. La forma de hacer política proletaria es totalmente diferente a la forma de hacer política burguesa que han asumido sectores de la izquierda enterrando su pasado popular.
Lo único que queda es levantar aquello de: QUE SE VAYAN TODOS desde los trabajadores.
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